(Verbo. Del griego ergon = trabajo y morphé = forma)
Adquirir la personalidad típica y esperable de acuerdo al empleo o actividad que se realiza.
Cada ámbito de trabajo impone una serie de pautas de conducta. Con el tiempo, esas conductas se internalizan y en la personalidad del trabajador se genera una mímesis con su actividad.
Si, además de esas pautas de conducta, el trabajador adquiere opiniones, gustos e ideologías que son típicamente esperables por su actividad laboral, decimos que el trabajador se ha ergomorfizado: ya no puede ver el mundo desde otra perspectiva que no sea la relacionada con el trabajo.
Si el empleado burocrático entiende que debe maltratar a los que hacen cola para pedir un sello; si piensa que todos los que hacen trámites son idiotas; si está convencido de la utilidad y grandeza de su actividad laboral; si cree que los sellos, los formularios, las formas y los artículos son de vital importancia no sólo para su desempeño, sino para la vida humana en general; si pasa el día sentado y se va enchuleguizando, el empleado se ha ergomorfizado.
Si el maestro se ensarmienta, compra revistas de actividades prácticas para recortar, tiene ideas ingenuas y fascistoides acerca de los alumnos y la educación, habla mal de otros docentes, utiliza con sus alumnos un puñado de estrategias y actividades fosilizadas que ha conservado a lo largo de las décadas y cree que su trabajo es el más importante del mundo, este docente se ha ergomorfizado.
Si el disc jockey cree que los enganches de música y las luces son de vital importancia; si escucha los rankings musicales, si está atento al tema del momento, si entabla disputas musicales con otros disc jockeys, si usa vestimenta típica, si tiene una postura tomada acerca de cuál música se debe bailar y cuál no; si no puede entender que otros desconozcan (o no les importe) último tema de Thalía o el nuevo paso de baile, este disc jockey se ha ergomorfizado.
La sensación de que el propio trabajo tiene una importancia trascendente es propia de quien ha sido ergomorfizado: ya se es incapaz de tomar distancia de la propia actividad, y se mira con un dejo de desprecio a otros gremios.
Según el taxista ergomorfizado, los docentes son vagos y su trabajo es denigrante. Según el almacenero ergomorfizado, el taxista es un demente enloquecido que corre por la calles atropellando peatones. Según el docente ergomorfizado, el almacenero es un pobre tipo mediocre, codicioso e inflacionista que vive encerrado en un lugar lleno de latas y fideos.
Cada trabajador ergomorfizado, desde su lugar alienado, piensa que los alienados son los demás. No todo trabajador se ergomorfiza. Sin embargo, la presión de los patrones, del entorno y de los compañeros que en muchos casos es efectiva, sistemática y masiva, genera una fuerte tendencia a la ergomorfización.
Existen trabajos que generan mayor propensión a la ergomorfización.
(Es una publicación textual del sitio Exonario, donde aparecen términos que el diccionario ignora, esquiva o esconde).
3 comentarios:
Muy bueno el artículo. Y la asociación también.
Muy bueno el artículo. El blog EXONARIO es todo un hallazgo. respecto a la asociación realizado creo que se asemeja más a lo "amorfo".
quien es este? jack nicholson?
Publicar un comentario