La patota del dotor

La elección interna del partido más grande de La Pampa la manejaron quienes no adscriben a esa agrupación política; máxime teniendo en cuenta que el ganador entre éstos últimos no fue el mismo que entre aquellos. Al PJ de hoy el candidato se lo ponen los de afuera. O al candidato ganador no lo apoyan los propios peronistas.Y esto se puso de manifiesto en el insignificante acto post eleccionario llevado a cabo en la sede central, adonde no concurrió ningún dirigente de peso dentro del justicialismo. Es más –y hasta parece increíble–: uno solo de los otros cinco postulantes fue a saludar al vencedor (un ritual habitual que excede las filas del peronismo), y los dos contrincantes que le sucedieron en cantidad de voluntades ya anunciaron que no lo votarán en las generales de agosto. En su discurso, una vez finalizado el acto electoral, el político buscapleitos ya empezó a pedir la escupidera de cara al 31 del ocho: llamó al nepótico ex líder y al cleptócrata ex senador a sumarse y apoyarlo. Un acto de tierna desesperación pero que –obviamente– caerá en saco roto. Resulta extremadamente iluso esperar que alguien que empujó a un pozo ciego a cierta cosa, repentinamente adopte la samaritana postura de ayudarla a emerger de las heces; más cuando ésta acción no redunde en beneficio propio alguno.
(La nota completa, bajo el título "El PJ se cayó en un pozo ciego", está en la edición de El Fisgón de junio, en papel, que ya está en los kioscos).