Un clásico: pobres contra pobres

Un nuevo capítulo de la vieja historia de la guerra de pobres contra pobres fue puesto a la luz por el testimonio de una trabajadora del comedor de Villa Germinal.
Selva Córdoba se llama la empleada municipal que hace 8 años que trabaja de lunes a sábado por miserables 150 pesos mensuales, que es lo que el Estado le paga para explotarla.
En estos días en que los comedores municipales quedaron desguarnecidos, sin carne, ni pan, ni frutas ni verduras pero además sin funcionarios que den la cara, a ella y sus compañeras les tocó soportar la reacción de los padres de los chicos que cotidianamente asisten a alimentarse en ese lugar.
El caso que dejó JCT y la desidia de los que lo suceden en el cargo, que además no se animan a denunciarlo como corresponde, causó la más dolorosa de las consecuencias, que es la que se vincula con el hambre.
Con la valentía que no tienen los de más arriba, Selva Córdoba le contó al programa radial Plan B (FM Libre 99.1): “Hubo un día sin pan. Nunca jamás nos pasó, es la primera vez que nos pasa que nos hemos quedado sin la carne, que es lo principal. La gente viene a nosotros, se enoja con nosotros, pero no es culpa nuestra, es algo del municipio y nos agreden a nosotros como que no les damos nosotros. No es problema nuestro, lo tienen que entender... Acá hacemos lo que podemos. Es un problema grande, la verdad”. “Nos hemos estado arreglando con guisos, pizzas, tratamos de que todos coman. Nosotros nos preocupamos. El trabajo nuestro es hacer la comida, pero tratamos de hacer lo mejor que podemos aunque no haya carne. Hay gente que nos entiende y otra no. Ayer agredieron a la encargada del comedor, no podemos... siempre que pasa algo nos agreden a nosotras y es problema del municipio, les decimos que vayan al municipio a hacer las descargas; no vengan hacia nosotros, trabajamos, somos empleadas...”