Claro que nunca es tarde, o que más vale tarde que nunca.Parece ser que los académicos argentinos han venido a descubrir en estos días, y justo cuando al gobierno nacional le estaba haciendo falta una revelación de ese tipo, que la televisión argentina es racista, clasista e ignorante.
Con una velocidad inusual en las universidades públicas para expresarse sobre la realidad que está al alcance de la mano, el consejo directivo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) elaboró un duro informe respecto del tratamiento mediático del paro agropecuario y del piquete garca, basándose fundamentalmente en lo ocurrido entre el 26 de marzo y el 3 de abril.
La UBA aprovechó para pedir la existencia de una “ley democrática” que garantice la pluralidad informativa, sobre todo en la tele, que –ya se sabe– está manejada por grandes firmas multimediáticas que hacen lo que se les antoja, transan con el gobierno y le dispensan a los ciudadanos un tratamiento diverso de acuerdo a su color de piel o su clase social (entre otras cosas).
Está buena la advertencia de la UBA, pero siempre es bueno desconfiar, sobre todo porque el gobierno nacional –como todos los gobiernos– interpreta que cualquier crítica es un ataque y anda siempre con ganas de ejercer el control y la vigilancia sobre la libertad de prensa.
Si tantos problemas tuvieran realmente los gobernantes con el grupo Clarín o cualquier otro multimedios gigante, no deberían tardar demasiado en hacerles sentir el rigor de la ley. Pero la realidad es que mientras pelean visiblemente en la superficie, en el fondo siguen arreglando, pactando y negociando. O sea, entre otras cosas: estimulando el racismo en el tratamiento informativo.
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