domingo, 6 de abril de 2008

Equivocar el enemigo

Horacio Verbistky, en su tradicional columna de los domingos en Página/12, elogió la decisión política del gobierno nacional de no responder con palos y gases a los piquetes agropecuarios. Comparó esa conducta con la de sus antecesores, que siempre recurrieron a la represión y la violencia.
En el último párrafo, bajo el subtítulo "Equivocar el enemigo", refirió a otra cosa: la polémica acusación de Cristina a la caricatura "cuasi mafiosa" de Hermenegildo Sábat. Esto escribió Verbitsky:
Cristina incluyó en su discurso una frase imperdonable, sobre el carácter mafioso que atribuyó a una caricatura de Hermenegildo Sábat, donde aparece con una venda en la boca. Dijo que era la ofensiva de los generales multimediáticos, que hoy acompañaban a la Sociedad Rural en lugar de los tanques de 1976. Eso sí que es equivocar el enemigo. La actitud de Kirchner y de Cristina de discutir con los medios y sus periodistas estrella es intrépida y constructiva, porque nadie puede sustraerse al escrutinio de sus opiniones y de sus actos, de su pasado y de los intereses que defiende. Pero rozar con la sombra de una sospecha al gran maestro del periodismo, que desde hace cuarenta años regala excelencia y ética, a una persona exquisita como Menchi Sábat, que cuestionó las peores atrocidades cuando nadie se animaba, es una tontería indigna de quien la cometió. Sábat no es Clarín, como antes no fue La Opinión, ni Primera Plana, ni Atlántida. Es un artista maravilloso y el mejor analista político del país. Su obra admirable requiere de un esfuerzo de interpretación. CFK entendió que era un mensaje para que no dijera algo. Pero, ¿por qué dar por sentado que el autor del mensaje es Menchi y no que, gracias a su impresionante sensibilidad para detectar corrientes profundas de la sociedad, interpretó con ese dibujo la intolerancia de las patronales rebeldes, que intenta silenciar a quien apenas lleva cien días de gobierno? La obra de un gran artista no es obvia ni unívoca. En cualquier caso, Sábat tiene derecho a opinar lo que quiera sin que nadie ponga en duda que lo hace de buena fe, como cada acto de su vida, de trabajador austero y obsesivo. Por eso, éste sí es un mensaje mafioso. Los admiradores incondicionales del Maestro decimos: “No se metan con el Menchi”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Recien me entero de la aparición de este blog y también del ...

www.aunquetejeda.blogspot.com

...con los trapitos al sol de la educación en La Pampa.

Me pone muy contento su iniciativa y en general todas estas cosas que están surgiendo.
Lo que hasta muy poco tiempo atras eran pequeñas chispas, ahora parece que ha comenzado a arder.

FELIZ CUMPLE y en horabuena la iniciativa.

Anónimo dijo...

Este comportamiento, me avergonzó, indignó y me llenó de bronca:
En el mismo acto en el que habló la Presidenta se había decidido que hablaran un oficial de las Fuerzas Armadas y un soldado que combatió en esas, nuestras islas.
Se eligió al ex soldado Esteban Juan Tries. Esteban Juan Tries hizo el servicio militar en el Regimiento 3 de Infantería. En la noche del 13 al 14 de junio de 1982 luchó con bravura junto a toda su compañía, y, en un acto de coraje y valentía, salvó la vida del sargento Villegas, que había caído bajo las balas de las tropas británicas.
Horas antes de su alocución, al ex soldado Tries le pidieron los lineamientos generales de su discurso, el que comprendía los siguientes puntos:
Introducción; Saludo; Recuerdos del combate; Actos de heroísmo; Coraje; Lealtad; Compañerismo (la relación entre oficiales, suboficiales y soldados durante el conflicto); Camaradería; Combate sin distinción de jerarquías; El regreso; La falta de reconocimiento del Estado nacional; Agradecimiento al Gobierno; Agradecimiento por los homenajes de los 25 años; Pedido para insertar el tema Malvinas en la educación; Llamado a la unión de los veteranos; Valores patrios; Reclamo de soberanía; Mandato constitucional.

Increíblemente, unas horas antes de la ceremonia, al ex soldado de Malvinas Esteban Juan Tries le comunicaron que por una orden superior y debido al estado de sensibilidad de la Sra. Presidenta por el conflicto con el campo (sic) no le permitirían hablar.
El hecho, tremendo, es una ofensa más, dentro de las muchísimas que, lamentablemente, vienen sufriendo nuestros soldados desde aquellos días aciagos de la guerra.

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