Juegan Roger Federer, Novak Djokovic y Venus Williams, con toda la trascendencia que tienen semejantes nombres, y a pocos parece importarle. Los ojos de Wimbledon se enfocan en la cancha 18, que está al lado del Broadcast Center, el edificio operativo de la televisión, desde el cual se puede seguir la acción en un balcón; el escenario se completa con cabeceras empinadas y un par de hileras de asientos a los costados. Es un court con capacidad para apenas 782 espectadores, pero se ve largamente desbordado con cientos de concurrentes que lo siguen desde cualquier mirilla, trepados a las paredes o desde donde se pueda.
Allí, Nicolas Mahut y John Isner dan forma al partido eterno, al match interminable, el que destroza todos los récords, el que obliga a revisar los libros, a ir tachando las marcas a medida que pasan los puntos, los games, los aces, los minutos, las horas... y los días. El encuentro comenzó anteayer y continuará hoy. El inolvidable Osvaldo Soriano alguna vez imaginó una obra maestra llamada “el penal más largo del mundo”. Si hubiera sido amante del tenis, bien podría haber pensado en el partido más extenso de todos los tiempos. Ese partido que se hizo realidad en el All England. Que es realidad, en definitiva, porque continúa.
El tercer episodio tendrá lugar hoy, en el segundo turno de la cancha 18 (aproximadamente a las 11:30 de la Argentina), luego del match entre Alberta Brianti y Agnieszka Radwanska.
Por ahora, Isner y Mahut igualan con el resultado de 6-4, 3-6, 6-7 (7-9), 7-6 (7-3) y... 59-59.
Diez horas exactas de juego hasta que debió suspenderse por falta de luz; récord absoluto en este deporte. Sólo el 5° set (7h6m) alcanzó para superar el partido de la marca previa, a cargo de Fabrice Santoro y Arnaud Clement (6h33m), en la 1a rueda de Roland Garros 2004. Hasta ahora acumularon 163 games. Esa cifra supera por amplio margen los 112 juegos que utilizaron Pancho Gonzales y Charlie Pasarell, en Wimbledon 1959.
El 59-59 del último parcial apabulla, rompe todos los registros. Vale recordar que, en los Grand Slams, el quinto parcial se define con diferencia de dos games, con excepción del US Open, el único que acepta la definición por tie-break en el capítulo decisivo, aunque habrá que ver si lo sucedido en este duelo no plantea la extensión del desempate rápido al resto de los torneos. Y hubo un bonus con los aces: Isner posee (por ahora) el récord absoluto de saques directos en un mismo encuentro, con 98; apenas tres más que... Mahut, que los hizo en este mismo partido, claro.
Lejos quedaron los 78 que el croata Ivo Karlovic anotó el año pasado, en Copa Davis, ante Radek Stepanek.
Toda la atención se mudó allí. Novak Djokovic comentó: “Todos están mirando el partido en el vestuario. Me sorprende cómo mantienen el saque todo el día. Es increíble. Ahora, creo que cuando lleguen al 50-50 deberían parar y acordar jugar un tie-break, ¿no?”. Al rato, a Federer le preguntaron más por ese encuentro que por su victoria. “Es un partido muy especial; lástima que uno tenga que perder. De todos modos, no creo que por esto deban cambiar las reglas. Así como es –con la diferencia de dos games–, está perfecto. Normalmente hay quiebres en cualquier partido.”
Las sombras se alargaban, y en todas las pantallas del All England aparecían sólo los gladiadores. Fue rarísimo escuchar al umpire Mohamed Lahyani diciendo el score: “Game Mahut: 46-all (46 iguales)”. Los comentaristas de BBC se lo tomaron en broma: “Parece un resultado de básquetbol”. Lahyani pide “bolas nuevas, por favor”, y da la impresión de que gastaron todos los tubos de pelotas que había en el club.
La gente aguantó, pero el tablero electrónico no, y se apagó en el 50-49. El 50 es un número redondo, por eso la gente ovacionó a ambos cuando alcanzaron esa cifra.
John McEnroe y Tim Henman, comentaristas de TV, se asomaron entre la gente para mirar desde el balcón. El público se divertía haciendo la ola mientras Isner se iba por un ratito al baño. ¿Habrá tiempo para algo más? Sí. Cuando iban 58-58 y Mahut se arrojó en palomita para responder a una volea, pero no llegó. Isner se permitió la única sonrisa del día y aplaudió a su rival por el esfuerzo.
A las 21.10, el supervisor entró y habló con los jugadores; Isner quería seguir y Mahut no quería saber nada más. “Quiero jugar pero ya no veo nada”, dijo.
Y cortamos acá porque sino va a ser la nota mas larga de la historia, también. Continuará…
No hay comentarios:
Publicar un comentario