La autora y dramaturga Griselda Gambaro, autora de “La señora Macbeth” que se está reponiendo los domingos en el espacio no teatral del ex Molino Werner bajo la dirección de Silvio Lang, fue declarada Ciudadana Ilustre por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
Profundamente comprometida política y socialmente con la ciudad y el país, Gambaro no desaprovechó la oportunidad del reconocimiento, para expresarse. Y esto fue lo que dijo:
“Hace más de 40 años que resido en un suburbio de la zona sur, pero Buenos Aires sigue siendo mi ciudad, la ciudad de mi nacimiento, en la que viví parte de mi juventud, y donde mi trabajo recibió estímulo y campo propicio de difusión. Aún hoy es el lugar de mis citas y de mis proyectos.
Así que me encuentro profundamente ligada a esta ciudad y agradezco el reconocimiento que me brinda su Legislatura al declararme Ciudadana Ilustre.
No obstante, no puedo dejar de preguntarme sobre el significado del mismo.
Un honor, por supuesto. Pero los honores piden consistencia, tanto de quien lo recibe como de quienes lo otorgan.
Por ser esta una Legislatura elegida democráticamente, respeto a sus integrantes y les reconozco la autoridad que les dio el voto, aunque disiento muchas veces con sus programas e ideas.
No es como Ciudadana Ilustre que quisiera agradecer este honor sino como Ciudadana común, atenta y preocupada por las soluciones que la ciudad necesita.
Todos sabemos que esta ciudad, tan hermosa en sus zonas privilegiadas, también es terrible en otras, aquellas donde la pobreza, el abandono y la marginación son implacablemente evidentes con sus niños en la calle, sus villas, sus habitantes sin techo, sus hospitales y escuelas con personal mal remunerado y en deficientes condiciones edilicias. La lista es muy larga con situaciones de parecida o idéntica gravedad. Todos padecemos la burocracia de sus oficinas públicas, la polución ambiental, visual y auditiva, la mendicidad y drogadicción de niños y adolescentes, los nefastos planes para la salud mental donde cada decisión del Ejecutivo es una piedra que entorpece o acosa el trabajo de sus profesionales.
El pulso de esta ciudad late desparejo en barrios cuyas condiciones respectivas crean segmentaciones socialmente injustas y urbanísticamente desafortunadas.
Expongo en este ámbito –adecuado– mis preocupaciones como ciudadana común porque es el sentimiento –común– de la mayoría de sus habitantes, y porque de este ámbito y del ámbito del Poder Ejecutivo dependen las soluciones, sin que la inercia que provocan las muchas dificultades o la excusa de que provienen de gestiones anteriores, les impidan encontrarlas con la perentoriedad que exigen. Por supuesto que la ciudad no puede ser una isla en el territorio nacional, pero su autonomía le concede el presupuesto y la capacidad de decisión.
Entonces, para que este honor que me otorgan sea verdadero y no ceremonia halagadora, sólo espero como ciudadana común la política que esta ciudad reclama: leyes y decisiones de gobierno que no sean sólo multas, aumentos impositivos o soluciones fragmentarias muchas veces de dudosa prioridad, sino planes integrales con vistas al presente y al futuro de la ciudad magnífica y socialmente equitativa que Buenos Aires puede ser. Para que esta ciudad por fin nos enorgullezca como a mí me enorgullecerá realmente, entonces, este honor que hoy recibo con gusto, con agradecimiento, pero también con cierta reticencia.”
Griselda Gambaro
Profundamente comprometida política y socialmente con la ciudad y el país, Gambaro no desaprovechó la oportunidad del reconocimiento, para expresarse. Y esto fue lo que dijo:
“Hace más de 40 años que resido en un suburbio de la zona sur, pero Buenos Aires sigue siendo mi ciudad, la ciudad de mi nacimiento, en la que viví parte de mi juventud, y donde mi trabajo recibió estímulo y campo propicio de difusión. Aún hoy es el lugar de mis citas y de mis proyectos.
Así que me encuentro profundamente ligada a esta ciudad y agradezco el reconocimiento que me brinda su Legislatura al declararme Ciudadana Ilustre.
No obstante, no puedo dejar de preguntarme sobre el significado del mismo.
Un honor, por supuesto. Pero los honores piden consistencia, tanto de quien lo recibe como de quienes lo otorgan.
Por ser esta una Legislatura elegida democráticamente, respeto a sus integrantes y les reconozco la autoridad que les dio el voto, aunque disiento muchas veces con sus programas e ideas.
No es como Ciudadana Ilustre que quisiera agradecer este honor sino como Ciudadana común, atenta y preocupada por las soluciones que la ciudad necesita.
Todos sabemos que esta ciudad, tan hermosa en sus zonas privilegiadas, también es terrible en otras, aquellas donde la pobreza, el abandono y la marginación son implacablemente evidentes con sus niños en la calle, sus villas, sus habitantes sin techo, sus hospitales y escuelas con personal mal remunerado y en deficientes condiciones edilicias. La lista es muy larga con situaciones de parecida o idéntica gravedad. Todos padecemos la burocracia de sus oficinas públicas, la polución ambiental, visual y auditiva, la mendicidad y drogadicción de niños y adolescentes, los nefastos planes para la salud mental donde cada decisión del Ejecutivo es una piedra que entorpece o acosa el trabajo de sus profesionales.
El pulso de esta ciudad late desparejo en barrios cuyas condiciones respectivas crean segmentaciones socialmente injustas y urbanísticamente desafortunadas.
Expongo en este ámbito –adecuado– mis preocupaciones como ciudadana común porque es el sentimiento –común– de la mayoría de sus habitantes, y porque de este ámbito y del ámbito del Poder Ejecutivo dependen las soluciones, sin que la inercia que provocan las muchas dificultades o la excusa de que provienen de gestiones anteriores, les impidan encontrarlas con la perentoriedad que exigen. Por supuesto que la ciudad no puede ser una isla en el territorio nacional, pero su autonomía le concede el presupuesto y la capacidad de decisión.
Entonces, para que este honor que me otorgan sea verdadero y no ceremonia halagadora, sólo espero como ciudadana común la política que esta ciudad reclama: leyes y decisiones de gobierno que no sean sólo multas, aumentos impositivos o soluciones fragmentarias muchas veces de dudosa prioridad, sino planes integrales con vistas al presente y al futuro de la ciudad magnífica y socialmente equitativa que Buenos Aires puede ser. Para que esta ciudad por fin nos enorgullezca como a mí me enorgullecerá realmente, entonces, este honor que hoy recibo con gusto, con agradecimiento, pero también con cierta reticencia.”
Griselda Gambaro
10 comentarios:
Quizás hubiese sido más movilizador y emblemático que - con los mismos argumentos-lo rechazara.
hubiera sido mas espectacular, darle mas pastito a los que solo ven lo mal que está todo. Lo de esta mujer se llama dignidad, porque al premio se lo merece y lo recibe dejando bien en claro qué es lo que piensa.
Medio como que la estás justificando, me parece.
justificando? estoy diciendo que es una actitud muy digna de una persona dignísima, solo eso.
Pero si parece una justificación, y bueno...hacete cargo de tu apreciación como yo de la mia.
Me hago cargo, por supuesto. Lo que te digo es que me parece que la estás justificando frente al primer comentario. No podés negar que, como dice el primero, hubiera sido más emblemático rechazarlo, con los mismos argumentos con que lo aceptó. Seguiría siendo una persona dignísima igual. ¿Entendés?
si algo no necesita Gambaro son reconocimientos -de ese tenor- a sus méritos
No se si este comentario anterior también es tuyo; es difícil interactuar con tanto anónimo que anda por ahí. En caso que seas vos (en realidad me gustaría que te pusieras aunque sea un sobrenombre) te digo que, justamente, como Gambaro no necesita palmada alguna a esta altura (reconocimiento sí, no te equivoques) podría tranquilamente haberle dicho a la legislatura porteña que la ciudadanía ilustre se la metan en el culo, y de paso, que la chupen, que la sigan chupando. Pero bueno, allá ella y su estatuilla.
No soy el del comentaio de las 0,19.- pero....y si Gambaro (por la razón que fuera y sin la menor intención de juzgarla) sí necesitaba algún reconocimiento como ése al final de su vida? porqué no?. y si lo hbiera rechazado y quedaba ahí, se escondía, pasaba desapercibido? mirándolo desde otro lugar cada vez me convenzo más que la mejor manera de que trascendiera su pensar fue precisamente aceptarlo y decir su discurso.
Que bueno que es esto de pensar distinto, cuanto se aprende de quienes tienen otra visión de las cosas y lo que dijo Gambaro a alguien --no solo a mi-- debe de haberle llegado y de alguna manera poner más de un cerebro en movimiento.
rubia tonta por si te viene bien el nombe.
No creo, rubia tonta, que Gambaro necesite que le den un reconocimiento los legisladores porteños para decir lo que quiera. Y tampoco me parece que necesite ese premio. Y su pensar ya trascendió hace rato, mediante sus obras, claro. Y que yo sepa no tiene pensado morir, en los próximos días.
puede ser, puede ser que no. quien sabe?
rubia tonta
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