La propiedad es el robo

Desde hace un tiempo, en la tele y en los diarios viene cobrando fuerza una publicidad terrible. No sólo por sus formas discriminatorias, sino porque pretende instalar como cierta una cosa que es totalmente falsa: que uno puede ir preso por colgarse del cable.
Para mirar la cuestión jurídica de la cosa, vale la pena meterse en el blog de Gustavo Arballo, que lo explica al detalle.
Pero la verdad es que cada vez que aparece esa publicidad dan ganas de revolearle una patada a la pantalla, de arrancar la hoja del diario o –más que todo eso– de colgarse del cable y no pagarles más a eso guachos, que nos esquilman por todos lados y encima pretenden hacernos creer que el delincuente es el que se engancha.
Ya lo dijo hace demasiado Pierre-Joseph Proudhon: la propiedad es el robo.
Los verdaderos delincuentes tienen guantes blancos, portan prolijos maletines, visten de traje y corbata, se reúnen en lujosos edificios y son unos estafadores de la gran puta.
Los verdaderos delincuentes, los que tendrían que estar presos, son los que hacen negocios millonarios pisoteando las leyes (o creándolas a su antojo), los que arman tramposos monopolios; los que cuando les conviene tienen a cargo empresas dedicadas al lucro pero cuando les conviene se presentan como representantes de la “libertad de expresión”.
Esos señores que a veces se confiesan como meros empresarios capitalistas, pero a veces –cuando es mejor negocio, o cuando es más correcto políticamente– nos venden el cuento de que nos prestan un “servicio público”.
Unos caraduras, los tipos estos. Y una pregunta: ¿cuándo carajos el mentado “Observatorio de Medios” va a hacer algo en contra de esa publicidad discriminadora?