Compañeros albañiles

Los trabajadores de la construcción se lanzaron el viernes a las calles porque la empresa Sol Obras no les está pagando como corresponde.
Los gremialistas de la UOCRA están acostumbrados a presionar a su modo. Suelen tener afiliados que les responden, a veces dócilmente.
El asunto es que cuando les hace falta una movida piquetera, la organizan. En otros casos, ante los mismos abusos de empresariales, los mismos gremialistas se quedan callados.
Esta vez, como toda la interna del PJ está movidísima, no sólo salieron a la calle y prendieron un fueguito en la vía pública, sino que en la sede céntrica de la firma cuestionada (Rivadavia y O'Higgins) estamparon mensajes para que lea el gobernador. Le dijeron de todo menos bonito.
No es un detalle menor que el secretario general (rentado) de la UOCRA es nada menos que Roberto Robledo, el enriquecido diputado marinista que de albañil tiene cada vez menos pero sigue siendo jefe sindical.
Sol Obras también es una empresa muy particular: era absolutamente desconocida hasta que desembarcó Verna en el gobierno y empezó a ganar unas cuantas licitaciones apetitosas.
Fue cuestionada por el Tribunal de Cuentas, que notó cosas raras e irregulares. Pero eso no alcanzó para que Sol Obras y el vernismo se dieran por vencidos en la concreción de sus negocios.
Obviamente, los perjudicados son los mismos de siempre: los operarios que cobran migajas y cuando a la empresa se les ocurre; y los ciudadanos, que pagan por una obra pública que siempre cuesta más de lo real y se termine mucho más tarde de lo acordado.