Anoche se proyectó en la sala Juan Carlos Bustriazo Ortiz del Centro Municipal de Cultura la película “Cochengo Miranda” en el marco del ciclo que homenajea al realizador Jorge Prelorán.
El trabajo, inscripto en lo que se denomina “documental etnobiográfico”, muestra la vida y las costumbres de un puestero de oeste pampeano; en este caso las vivencias de un año en la existencia de José “Cochengo” Miranda y su familia, la desigual lucha contra la hostilidad del clima, los padecimientos por la carencia del esencial elemento que genera vida –el agua–, las dificultades para trasladarse ante la falta no sólo de medios de trasporte mecánicos si no también de caminos, y las costumbres y tradiciones criollas.
El trabajo de Prelorán –un eximio y prolífico realizador que hizo escuela en el documentalismo latinoamericano– es sencillamente conmovedor. Y la factura de éste trabajo en particular, es de una calidad que emociona.
La película es del año 1975. Se desprende, de las imágenes y la trama, que Prelorán estuvo –por lo menos– un año conviviendo con los Miranda en “El Boitano”, el campo ubicado en departamento Chical Có, en el extremísimo noroeste de
Entre los jarillales, montado y con la valija a cuestas, el paisano cavila: “está mal que yo tenga que ir a Santa Rosa, con la complicación que eso es para mí y desatender el campo. El Gobierno tendría que venir con los papeles hasta acá”.
Una vez en la oficina de Catastro de
Lo único que recibe el hombre es un apretón de manos y tres pinitos que el Gobierno de La Pampa le regala para que implante en la arena del oeste provincial.
L.G.
(La foto es de Susana Mulé)
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